lunes, 11 de junio de 2012

Capítulo 17 (Blair)


Gracias a dios, esta discoteca es de las pocas normales que he visto en Palermo. No es que las demás sean raras o de esas en las que hay ritos satánicos pero según me contó Alai cómo era Karma, esta parece infinitamente mejor. Y hay sitio suficiente para que haya mucha gente pero se está agusto. Sí, definitivamente la noche planta bien. Y Zayn está guapísimo en una camiseta blanca de tirantes y pantalones oscuros, además me ha dejado peinarle y tiene el pelo revuelto hacia arriba, tal y como sabe que me encanta. Me busca una copa y hacemos el tonto con todos los demás. Harry y Alai desaparecen seguidos de Hannah y Louis y yo me quedo a solas con Niall y Zayn. Hago el idiota hasta que poco a poco, todo vuelve a la normalidad. Zayn le grita a Niall lo que le ha pasado estos días y él se ríe, hago como que no me doy cuenta de nada y mi yo interior da saltos de alegría.
La música suena alto, la bebida está fría y no para de correr. Al cabo de un rato, no sé cómo a mi lado ha aparecido una mesa y varias copas vacías, y Louis, Niall y Hannah permanecen a mi lado bailando algo que no parece tener ningún sentido.
-¿Dónde está Zayn? -pregunto, pero nadie le ha visto.
Me giro a mi alrededor, todo el mundo ha parecido desaparecer de repente y ninguno de nosotros va sobrio salvo yo, porque no me acuerdo de haber bebido nada. Doy unos pasos alejándome del pequeño grupo y veo a Harry sentado en una esquina, con Alai sobre las rodillas, hablando sin gritarse ni comerse el uno al otro. Una agradable novedad por fin.
Me alejo más y más del grupo, mirando a derecha e izquierda, tratando de reconocer a Zayn entre la multitud de caras. No es raro que haya ido a por una copa, pero sí que haya ido solo y más que se tenga en pie sin ayuda. Me pregunto qué hora es pero no me molesto en mirarlo. A un par de pasos a mi izquierda veo a una pareja morrearse apasionadamente, y tanto, vaya. De repente me quedo helada, esa camiseta la conozco yo. Doy un paso y me fijo en una mancha de color carmín en uno de los tirantes. Empiezan a temblarme las piernas. Esa mancha se la he hecho yo, mordiéndole. Doy otro paso y le veo el perfil, oh dios mío. Es él. Es Zayn, besándose sin ningún pudor con otra. De pronto la discoteca se calla y el mundo se para. Mi mente llega a una sola conclusión: salir. Tengo que irme de aquí, tengo que huir. Tengo que alejarme todo lo posible de su presencia, que parece ahogarme. Nora. Necesito a Nora. Giro otra vez y miro a mi alrededor, doy pasos sin rumbo hasta que la veo abrazada a Liam al lado de la barra. Parece distraída pero no puedo respirar, tengo que irme.
-Nora -digo. Entonces su mirada se cruza con la mía y todo se vuelve espantosamente real-, me voy a casa.
-¿Qué pasa, B?
-Nada. ¡Quiero irme a casa! -chillo y empiezo a desesperarme. No preguntes, déjame irme.
-Blair...
-Es gilipollas, ¿vale? ¡Es gilipollas!
-¿Qué ha hecho esta vez?
-Nada, es libre para hacer lo que quiera -me tapo la cara con las manos y empiezo a llorar, sin poder evitarlo -. Se está liando con otra.
Salgo del shock y empiezo a llorar de verdad, sin intentar ocultarlo. Que no venga esa imagen a mí, no. Por favor no. Caigo en la gravedad de la situación cuando Nora le dice dos palabras rápidas a Liam y me agarra con fuerza del brazo para sacarme del local. Entramos en un taxi y lloro en su hombro.
Entramos en casa y todo sucede muy rápido. Nora me ayuda a ponerme el pijama ya que no dejo de temblar y me obliga a lavarme la cara y a sentarme en la cama. Pienso, no dejo de pensar en el momento en que le he visto. Una parte de mí no podía creérselo. En el fondo esperaba que Nora me dijera que no podía ser cierto, que estaba con ellos esperándome. Pero no. No podía ser. Vuelvo en mí y me doy cuenta de que Nora se ha quedado parada y me mira, planeando decir algo. Puedo ver salir chispas de su mente y le adelanto trabajo.
-Le odio.
Vuelve todo a venir a mí. Qué ha sido de la sorpresa, del fin de semana solos en algún sitio. Tan sólo él y yo.
-Estoy aquí, ¿vale? Estoy aquí..
Lloro de nuevo y llaman al timbre. Es Alai, sólo Alai. Deja de pensar en Zayn, no va a venir. Nora se va y cinco segundos después, Niall abre la puerta, me mira y suspira. Intento sonreír a través de las lágrimas pero sólo me sale una mueca. Me levanto y dejo que me abrace con fuerza en medio de la habitación. No me separa de él y me acaricia la espalda, la cabeza y me mece despacio de un lado a otro, mientras yo lloro más y más por lo inválida que me siento. Me coge literalmente en brazos y me sienta en la cama, mientras se sienta a mi lado y vuelve a rodearme con los brazos.
-Pero no llores.
Lloro más fuerte, no entiendo cómo pretende que deje de hacerlo. Simplemente no puedo. Me escondo en su camiseta intentando calmarme. Niall me apreta fuerte, como si eso fuera a parar los temblores. Me peina despacio, intentando consolarme cuando entra Nora.
-¿Cómo va?
-No habla.
Cierro los ojos, la garganta me duele, la cabeza me duele.
-B, tómate esto.
Me tiende un vaso, una pastilla y aunque Niall lo mira con mala cara, yo confío en Nora y me lo tomo.
-¿Le ayudará?
-Eso espero...
Cierro los ojos y la imagen de Zayn besándola me viene a la mente. Veo sus hombros tensos agarrando a la chica, sus ojos cerrados, su pelo peinado por mí. La mancha de mi carmín en su camiseta. Abro los ojos y todo es dolor, todo es llanto. Apenas veo a Niall y a Nora, sólo sé que me abrazan fuerte. No entiendo por qué se ha cansado de mí. Teníamos problemas porque no sabíamos que había entre nosotros, pero yo lo tenía muy claro. Y ahora más. No puedo estar sin él, no sé qué he hecho mal.
-Niall, ¿qué he hecho mal?
-¡Nada! Preciosa, tú no tienes la culpa -dice en un susurro y me agarro en un gesto desesperado a su camiseta.
-Se ha aburrido de mí, lo sabía desde el principio, sólo he sido un juego. Otro más -mis propias palabras me bombardean la cabeza, intento callarlas cerrando los ojos y apretando con más fuerza el puño que sostiene la camiseta de Niall.
-Blair -interviene Nora con su tono de psicoanalista cabreada- no digas eso, no te lo permito.
-Pero es la verdad.
No voy a discutir con ella. También es consciente de que tengo razón, de que he vuelto a caer en los juegos de alguien tal y como siempre he hecho. Que me lo he tragado todo a pesar de que creía que esta vez iba a ser diferente. Me acuerdo de nuestra reconciliación en el porche, y me imagino un final alternativo a todo esto. Ver una peli en el sofá, dormir agarrada a él, cualquier cosa antes que salir a la discoteca. Me acurruco sobre el pecho de Niall y cierro los ojos mientras dejo que su dedo dibuje formas por toda mi piel hasta que me relajo del todo y caigo dormida.
Me despierto del susto. He tenido pesadillas horribles toda la noche. Zayn convirtiéndose en un muñeco gigante que me dejaba arrinconada en una esquina de la discoteca. Zayn de nuevo agarrando a la chica, y dándome un discurso eterno que acababa conmigo atrapada en una jaula. Niall sigue dormido a mi lado, me levanto con cuidado y salgo de puntillas de la habitación. El sol, la luz en el pasillo me golpea con fuerza en el pasillo y aturde mis sentidos. Bajo las escaleras y veo a Liam desayunando solo. Al oírme bajar, se gira y me sonríe.
-Buenos días, ¿café?
-Por favor -cojo una taza y echa el líquido en ella.
Me siento a su lado y al beberme el ardiente café agradezco que los silencios con Liam no sean incómodos. Seguramente esa sea la cualidad de él que más me gusta, aunque ya le conozco lo suficiente como para saber que sus pensamientos no dejan de dar vueltas en este mismo momento, pensando en qué poder decir sin estropear. Tiene gracia, en cierto modo, es como si me tuviera miedo. Con Zayn los silencios tampoco eran nunca incómodos, no llegaban a serlo puesto que siempre estaba tocando su piel. Una lágrima silenciosa recorre mi nariz y Liam pasa un brazo por mis hombros. Me dejo abrazar y consolar por Liam, que no dirige palabra.
-No pienses que soy una llorona, eh.
-Harry llora más -dice con una sonrisa amistosa.
Los dos reímos pero mi sonrisa es momentánea, hasta que pienso en los ojos de Zayn. Me siento en el sofá y encojo las piernas. No me apetece dar la tele, demasiado ruido. De repente, Nora se sienta a mi lado, aparecida de la nada.
-Hola, tengo algo para ti.
-No quiero nada.
-Pero esto no es nada... -empieza-, bueno, puede ayudarte.
-No necesito nada, Nora, puedes irte -sé que quiere estar con Liam, es demasiado adorable con su taza de nubecitas como para no querer irse con él.
-Te va a gustar, es algo que llevas queriendo hacer desde hace mucho -opto por ignorarla y esperar a que se vaya-. Está bien, lo aprovecharé yo.
Se levanta y cuento hasta tres para levantarme y seguirle.
-Espera, te acompaño -sonríe y yo pongo cara borde. Siempre se sale con la suya. Le sigo hasta la habitación y se para en seco, sin dejarme avanzar más.
-Ahora tienes que cerrar los ojos, no puedes mirar, ¿vale?
-Nora... -sabe que no estoy para esto. Estoy cansada y triste. No quiero que juegue conmigo.
-Ciérralos, vamos.
A regañadientes le hago caso y pone su mano encima para que no los abra de verdad. Oigo cómo abre la puerta del baño.
-Ya...
-¿Te he dicho que te emocionas por cualquier cosa? -me deja mirar y veo el baño lleno de agua caliente y espuma, un olor a lavanda increíble y un montón de velitas de luz romántica -. No tenías por qué hacerlo.
-¿Te dejo sola?
Le miro y asiento, aunque ya se estaba llendo.
-Llámame si lo necesitas, sólo chilla -añade antes de cerrar la puerta con cuidado.
Miro a mi alrededor, Nora se ha tomado demasiadas molestias. Sin embargo algo en el agua caliente que llena la bañera es indudablemente tentador. Cojo el móvil y lo dejo en el suelo mientras me sumerjo en el agua. Suena The Kooks mientras poco a poco me relajo y dejo que las sales hagan su trabajo. Meto la cabeza debajo del agua y oigo de lejos Forever young, distorsionada por el agua. Pienso en lo de ser siempre joven, siempre he querido un tatuaje con esas dos palabras. Posiblemente en la muñeca. Unas manos me agarran los hombros y me sacan con brusquedad del agua, abro los ojos y todo el jabón entra en ellos. En un segundo, todo el baño está encharcado y Alai tiene los ojos abiertos de par en par, la ropa mojada y respira como si le fuera el corazón a mil.
-¡¿Qué narices te pasa?! -me chilla a la par que me suelta por fin y me lanza una toalla a la cara.
-¿A mí? ¿Qué te pasa a ti? ¿Ya no puedo ni bañarme a gusto?
-¿Bañarte? ¿Sólo? ¡Yo no me doy un baño con la cabeza dentro del agua!
-Ay, Alai, estás paranoica -pongo los ojos en blanco y salgo de la bañera, enrollándome la toalla al cuerpo.
Alai me sigue y se sienta en la cama, sin dejar de mirarme, sin fiarse de mí. Me voy vistiendo y se tumba en la cama, poniendo un brazo sobre los ojos.
-Ayer estuve toda la noche con Harry -dice.
-¿Dormisteis juntos?
-No, se fué con... -traga saliva y reacciona a tiempo, antes de decir 'Zayn'- Louis.
Busco entre la ropa de Nora y doy con la camiseta que llevaba puesta anoche. Me mareo, mala idea, la aparto al fondo del armario y cojo una básica de las suyas.
-No sé, estuvimos muy bien, Blair. No discutimos en toda la noche, me trató como a una reina -la miro por el espejo y la veo juguetear con un cojín y sonreír como si fuera tonta.
Busco pantalones, uhmmm. Tampoco quiero ponerme lo que llevaba anoche. Da igual, un short corto de Nora de hacer deporte.
-Blair, es que... dios, no sé.
Me giro y la miro, con sus ojos azules y su expresión de niña pequeña. En ese instante entran Niall y Hannah en la habitación y yo agradezco haberme vestido ya.
-¿Ves como está bien? -dice Hannah y pone los ojos en blanco cuando Niall se acerca y me abraza.
-Es hora de bajar -dice Alai-, Nora debe estar ya que se sube por las paredes.
En realidad Nora está haciendo la comida, preparando su propio concierto en la cocina. Pegando saltitos y moviendo la cabeza al ritmo de la música, con los cascos puestos. Me pregunto qué escuchará y por qué Liam no se ha quedado a comer. Entonces caigo en la cuenta, Zayn sigue en la casa de los chicos. Todos se colocan entonces en distintos puntos de la sala de estar, ya sea al portátil, a ver la tele o a no hacer nada.
Siento que me ahogo. Ni siquiera he posado el culo en el sofá cuando aprovecho que todos están distraídos y me escabullo escaleras arriba otra vez. Frente a la puerta de la habitación de Nora, dudo y miro la mía. Qué más da, no tengo nada que perder. Giro el manillar que Alai o Nora han dejado cuidadosamente cerrado y entro. La cama sigue sin hacer, la ropa tirada por el suelo y por la ventana se cuela el sol radiante de mediodía. Me siento en la cama y recojo mi pijama, metiéndolo sin ningún cuidado en el armario. Dejo las zapatillas bajo la cama y empiezo a poner las sábanas en su lugar. Abro la ventana y veo en el suelo una camiseta, que no he recogido. La cojo y la extiendo en el aire, de repente su olor me golpea. Es suya, la que llevaba la última noche que pasamos juntos. Me llevo el cuello a la nariz y aspiro. Sin duda está sin tocar, el olor sigue intacto. Me tumbo en la cama con ella y la abrazo. Comienzo a imaginar que la puerta se abre de repente, que él entra, que me dice que no era él, que se fue antes a casa, que lo de la camiseta era una paranoia mía, que todo era mentira. Y entonces se tumbaría conmigo, me abrazaría y se reiría de mí por ser tan tonta pero me calmaría porque sabría perfectamente que de verdad lo he pasado mal. Pero no. La puerta no se abre, no entra ni se tumba conmigo y mucho menos me desmiente todo. Vuelvo a empezar a llorar, porque lo cierto es que todo es verdad y yo estoy aquí, tumbada en mi cama, a dios sabe cuántos kilómetros de casa, oliendo una camiseta y preguntándome seriamente si me he enamorado o simplemente me estoy volviendo idiota.
-Bueeeeeeenas.
Alai entra en medio de lo que creo que es un ataque al corazón y se sienta a mi lado. Me aprieta con un dedo una mejilla.
-¿Puedo contarte algo?
-Sí, claro -me río y acepto el pañuelo que me ofrece mientras intento calmarme rápido. Le veo en la cara que quiere acabar de contarme lo que antes ha intentado.
-Anoche, ya sabes, llegamos a la discoteca y me agarró de la cintura para llevarme a bailar con él. No sé, llevábamos un par de días sin discutir y aunque tenía miedo por eso, porque no quería acabar como siempre, pero no puedo resistirme cuando sonríe. Pone esa sonrisa y, uf, creo que se me olvida respirar.
Le miro mientras me cuenta cómo poco a poco habían acabado bailando pegados y evalúo cada una de sus reacciones. Está colada por ese chico. Sonríe, se pone roja, juguetea con un mechón de pelo entre los dedos, no deja de quitar la mirada de distintos sitios y nunca me mira.
-Y, entonces, sabes, se acerca así como para decirme algo al oído. Y me dice que estoy preciosa. Pre-cio-sa. Y no había bebido nada. Y claro, me acerco yo y le digo que no mienta. Se vuelve a acercar y me dice que no estaba mintiendo, que lo piensa desde la primera vez que me vió.
Se deja caer en el colchón y se tapa la cara mientras patalea dos segundos encima del colchón para luego estirar brazos y piernas y acoquinarme en una esquina de la cama.
-Es tan guapo.
-Cariño, tiene razón, siempre estás guapa.
Me mira y se ríe, apretando un cojín contra su cara.
-Y es que, no sé, Blair. Es que puede conmigo, con mis ganas, con mis fuerzas. Pero no me gusta...
-Bueno, ¿y después de eso? -pregunto, sabiendo que ha venido a distraerme y yo quiero evitar pensar.
-Pues, dijo como que quiere hacer las cosas bien. Aunque no lo dijo asi, claro.
Empiezo a flipar, parece ser que Harry de verdad tiene un corazoncito debajo de todos esos rizos y ojos verdes.
-Y... entonces le he dicho que estaba guapísimo. Y nos hemos besado -aplaudo y se sonroja.
-Que calladito te lo tenías, Alai...
-Y eso no es todo -la miro, estoy deseando saber de verdad qué es todo lo que ha pasado con Harry y ella parece encantada de tener público-. Después, me invitó a un San Francisco, y me llevó de la mano hasta los sillones esos que estaban a la izquierda, ¿sabes cuáles digo? Bueno, pues se sentó allí y me hizo sentarme encima de él. Aunque yo no quería, pero no se quejó ni una vez de mi sobrepeso.
Le pego en el hombro por el comentario y me ignora.
-Así que nada, estuvimos hablando un rato más y bailando y haciendo el tonto.
Se tumba y nos quedamos las dos en silencio, las dos tumbadas, cada una con la cabeza a un lado.
Tengo que reconocer que Nora es una excelente cocinera. Sin embargo cuando coloca ante mí el plato humeante de comida lo único que me provoca son náuseas. Me retiro discretamente al sofá cogiendo una manzana y me despido de Niall, que se pone sus rayban aviator y sale con aire chulesco de la casa.
-Blair, no has comido nada.
-No tengo hambre...
Y es verdad, no he comido nada en todo el día, pero la sola idea de llevarme algo a la boca me repele. No quiero ni pensarlo, arcada. Me tumbo todo lo larga que soy en el sofá y observo la tele, echo de menos a Zayn. Es raro estar tan sola, tan... vacía sin su presencia. No trato de quedarme despierta cuando los párpados me pesan. Dicen que en un desengaño amoroso la primera fase es siempre la negación, pero yo todavía no he pasado por esa. Siendo yo tan como soy, he ido directamente a la fase dos: la depresión. No consigo imaginarme cómo voy a pasar la noche sin él. Desde que le conozco, he dormido sin él unos tres días, nada más. O sin verle, sin tocarle, sin besarle. Lo muchísimo que me arde la piel al pensar en besarle me recuerda que el daño está ahí, la herida es reciente. Noto el nudo en la garganta y me abandono al sueño.
Cuando despierto, es bien entrada la tarde, Nora tiene una taza de café entre las manos y no para de andar por todo el salón, nerviosa. Alai y Hannah han desaparecido. Con todo el esfuerzo del que soy capaz, me levanto y estiro los músculos. Me pienso lo de preguntar la hora que es a Nora, no tengo por qué saberla, no tengo por qué molestarme. Me vuelvo a sentar y mi amiga se bebe media taza de café de un sorbo, para seguir dando vueltas. Está preocupada por algo.
-Nora, ¿te pasa algo? -digo aún a sabiendas de que sí que es así.
-Nada -contesta. Mala señal. Cuando no hace ningún gesto y me contesta con una sola palabra, mala señal. Además se le ve en la cara. Eso indica peligro. Actúo con prudencia.
-Tu hermana me ha contado que estuvo con Harry ayer ¿o fue antesdeayer?. En la discoteca.
Aun sin decir una palabra, deja la taza con un golpe en la mesa y se sienta a mi lado.
-Veeenga, ¿qué es lo que pasa?
-Zayn ha resultado ser idiota, Harry se vuelve idiota por momentos y Liam hay veces que parece igual. ¿Qué les pasa? ¿Por qué tienen que ser así?
Oír sus palabras, una vez más me devuelve de golpe a la realidad. Tiene razón, no sé. Al igual que en la discoteca, ver su reacción siempre hace que me preocupe más. Y últimamente no me ha contado nada nuevo con Liam, así que no sé a qué se refiere. Intento no hacer caso a lo que ha dicho de Zayn y obligar al nudo de mi garganta a deshacerse. En cierto modo, lo que más me llama la atención es el comentario de Harry. Alai estaba muy ilusionada cuando he hablado con ella, pero sé que Harry le cuenta todo a Nora.
-Tu hermana estaba muy ilusionada.
Se lleva las manos a la cara y en ese momento me doy cuenta de que no puede más. Le dejo tomarse su tiempo y mi mente divaga al tema que más le gusta: Zayn. Por alguna razón sólo me acuerdo del momento exacto en el que le vi besarse con esa chica, todo lo que recuerdo después de eso es dolor, y abrazos que suenan extraños.
-Me dijo que 'lo pasaban bien' -su voz suena histérica, sin llegar a gritar-. No me sirve que lo pase bien con ella, B. No puede jugar con ella así. Ni él con Alai, ni Zayn contigo -noto el nudo en la garganta volviéndose tan duro como una piedra y apoyo la cabeza en su hombro, preparada para pasarme otra noche llorando.