miércoles, 16 de noviembre de 2011

Capítulo 9 (parte 1/3). Alai (narrado por Blair)


Dejo la nota que acabo de escribir al lado de la cafetera y salgo sin hacer ruido de casa. El aire fresco me llena los pulmones y despeja mi mente, me dirijo hacia la playa. Aún es muy pronto para que esté llena y tan sólo veo gente madrugadora dando paseos, comprando el desayuno o disfrutando, como yo, de la tranquilidad de la arena. Por suerte, en cuanto me tumbo y me dispongo a darle al play de mi Ipod, el sol sale perezoso entre las nubes y me calienta la piel. Suena All back, de Chris Brown, y no puedo evitar pensar en Zayn, es justo el tipo de cantante que le gusta; el mismo que canta como él, al igual que Ne-Yo y Usher. Y mi Ipod está repleto de sus canciones.
No puedo dejar de pensar en la salsa boloñesa, en su aliento en mi oreja antes de morderme y todos sus besos, que aún puedo sentir sin ni siquiera tener que concentrarme. Sin embargo, hay algo en lo que no dejo de pensar desde anoche en cuanto llegué a casa y me puse a pensar en todo lo que había pasado. Mientras Zayn me abrazaba, oí: "Otra que cae en su encanto". Tan sólo es una frase de Liam, pero no puedo evitar tenerla en mente. Es una tontería, sé que lo es. Tiene que serlo. Es decir, estuvimos juntos y estábamos muy bien, dándonos besos, mordiéndonos y eso. Es más, todo eso fue porque me besó. Espera, fuí yo quien le besé. Él no hizo nada. Me levanto de la arena y me siento en cuanto caigo en la cuenta: él no quería nada conmigo, yo hice que estuviera así conmigo cuando le besé. Le obligué a ser bueno. Se me cierra la garganta y rebusco en mi bolso para intentar dar con mi móvil, hasta que me acuerdo de que lo he dejado a propósito en casa para desconectar. Suelto un bufido y una chica algo más pequeña que yo, que pasea a un perro, se queda mirando mi cara de disgusto. Me dan ganas de gritarle, pero me contengo y me tumbo boca abajo. Ahora suena Transylvania, de Mcfly, una de las canciones favoritas de Nora y seguramente de Alai. Relajo los músculos y me quedo dormida.
Al rato, cuando el sol quema y yo me he cambiado sin saberlo de postura, cara al sol y, gracias a dios, con las gafas de sol aún puestas; despierto. Y lo primero que veo es a Niall tranquilamente sentado al lado mío, en una pequeña toalla y bebiéndose una Coca-cola.
-Por fin, ¿qué tal sienta dormirse al sol?
-¿Me he quemado? -le digo dándole la espalda, que me acaricia.
-No, sólo estás un poco roja.
Alcanza la crema del sol que había sacado de mi bolsa y me la empieza a aplicar.
-¿Puedo saber qué hacías sola durmiendo en la playa? ¿Te han echado de casa? Puedes dormir en la nuestra.
Me río.
-¡Nada de eso! Necesitaba pensar.
-¿Y no sabes llamarme en vez de quemarte la espalda?
-¿¡Me he quemado!?
-He llegado a tiempo y te he dado crema, tranquila.
-A todo esto, ¿qué se supone que haces aquí?
-Rescatarte -me guiña un ojo-. A mí sí me han echado de casa, para comprar no sé qué.
Me da la crema en silencio, recorriéndome la espalda con cariño, como si apenas me tocara y tengo unas ganas tremendas de abrazarle porque su presencia no puede evitar recordarme a Zayn. En cuanto termina, me abraza y me da un beso en la cabeza, como haría cualquier hermano mayor.
-Recoge, te acompaño a casa.
Le hago caso y me limito a pensar todo el camino. Niall es muy buen amigo de Zayn, pero sé que me escuchará.
-¿Aún sigue en pie la oferta de llamarte para hablar?
-Por supuesto, ya tienes mi número, ¿no? Si no, siempre puedes pasarte por casa o pedirte que te rescate otra vez.
Me vuelve a besar la cabeza y se va, siempre con paso tan alegre, cantando una canción para sí mismo.
Me siento con Alai y Nora, que tienen puesto Gossip girl pero no le hacen ningún caso. Observo a Blair, mi tocaya, y a Chuck en uno de sus agravios mientras mis compañeras de sofá hablan y cuchichean entre ellas. No me molesta, anoche estuve todo el rato con Zayn y apenas les hice caso, así que lo considero como una especie de castigo personal hasta que Nora se echa a reír y me harto.
-¿Me he perdido algo?
-Nada importante -contesta Alai.
A Nora le entra un ataque de risa y Alai le mira con odio profundo.
-En serio, ¡ahora quiero saberlo! ¿Me odiáis por no haceros caso ayer?
Nora sigue riéndose y Alai se empieza a poner cada vez más roja, baja la cabeza y evita mirarme. Me fijo al instante en ella.
-Besé a Harry.
-¿Ves? -Nora se muere de la risa-, Alai, que las mata todas callando.
Empiezo a reírme y ya no puedo parar. Alai se desespera y mira hacia otro lado, enfurruñada porque la tomemos a broma. Pero aún así, termina riéndose ella también.
-Bueno, ¿alguien me lo va a explicar?
Alai nos mira haciéndose la ofendida y espera hasta que Nora deja de reírse.
-Habíais salido a ver los fuegos artificiales y a mí no me gustan de tan cerca, me molesta muchísimo el ruido. Así que me quedé dentro. Estaba recogiendo un poco todo lo del sótano que había dejado en el salón cuando Harry entró. Con las manos tapándose las orejas y poniendo cara como de pececito triste -Alai sonríe con una sonrisa que sólo se puede llamar la típica sonrisa de idiota-. Le miré y me explicó que había entrado porque le molestaba el ruido y vosotros no le dejabais gritar para evitarlo y me preguntó que qué estaba haciendo. Le dije que recoger y me puso mala cara. Se acercó, me quitó las mantas de las manos. Dios mío, es tan estúpido -se tapa la cara con las manos-, empezó a decirme que no recogiera nada, que encima que venían a nuestra casa, que lo menos que podían hacer era recoger ellos. Le dije que me daba igual y empezamos a discutir. Al principio intentaba no discutir, porque... ¡era una GRAN tontería! Pero Harry simplemente me gritaba y decía cosas, ya sabéis, como siempre que discutimos. Pero no quería oírle más, estaba a punto de llorar otra vez, me estaba agobiando y él seguía diciéndome cosas. Y no podía irme. Así que lo único que se me ocurrió fue agarrarle de la camiseta, acercarle a mí y besarle. Eso sí, funcionó.

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