lunes, 17 de octubre de 2011

Cap.1.- Todos tienen su lugar (Blair)

Llevamos dos días en el palacio de Nora en Palermo, contando ayer, cuando llegamos; y sigo sin poder creerme que vaya a pasarme el resto del verano en esta casa. Desde afuera no destaca de las demás casas cercanas, pero está en primera línea de la playa siciliana, y tiene tres habitaciones y creo que unos cuatro baños repartidos en dos pisos increíblemente espaciosos.
Aun estoy deshaciendo la maleta en mi habitación cuando oigo el timbre de la puerta.
-¡Yo voy! -grita Nora.
Le oigo mantener una corta conversación con alguien, no presto mucha atención, y tras cerrar la puerta sube por las escaleras dando saltitos y se sienta en mi cama, con toda la ropa a su alrededor.
-¿Sabes qué? -me dice con entusiasmo
-¿Qué?
-Nos han invitado esta noche a una fiesta en casa de unos amigos míos -pongo mala cara y ella se da cuenta-. Por favor, Blair. Por favor, por favooor.
-Puedes ir sin mí, no me apetece, de verdad. Además no conozco a tus amigos y si tienen una casa parecida a esta, yo no voy a encajar con ellos.
-Vas a venir, no hay discusión posible.
Cumpliendo su amenaza, acabamos de cenar y subimos las escaleras para prepararnos para la fiesta. Nora elige un precioso vestido verde pálido de un solo tirante y se pone un cinturón marrón oscuro bien apretado bajo el pecho. Yo sigo mirando mi armario cuando se planta delante de mí, se apoya con una mano en mi hombro e intenta ponerse unas sandalias de tacón alto con una mano.
-¿Aun sigues así? -me pregunta aunque la respuesta se vea claramente.
Suspira armándose de paciencia, echa un vistazo a mi armario, luego a la ropa que hay en la cama y finalmente elige mi pequeño vestido color coral.
-Este -dice-. Tienes cinco minutos, yo te peino.
Entro al baño, doy un portazo y me lavo la cara. Me pongo el vestido y me miro. "Vaya" pienso "me queda mejor de lo que me esperaba". Es un vestido la mar de normal: de tela fina y corte elegante me llega por encima de las rodillas. Es de tirantes y no tiene escote, pero enseña a cambio la mitad de la espalda.
Nora abre la puerta del baño, sin avisar claramente, y conecta las planchas de pelo al enchufe. Me sienta en la tapa del váter, me entrega el maquillaje y me pone delante un espejo con aumento.
-Píntate -me ordena, toca las planchas a ver si están lo suficientemente calientes y me plancha el pelo antes de que yo termine de aplicarme rimel.
Salgo de casa seguida de Nora y mientras cierra la puerta le vuelvo a intentar convencer de que me deje quedarme en casa. Como era de esperar pasa de todo lo que le digo y echa a caminar, suspiro y me decido a disfrutar de la fiesta, sigo los pasos-zancada de Nora, que está empeñada en que llega tarde y en apenas dos minutos llegamos a la casa de su amigo. Se trata de un edificio de apartamentos que está un par de calles adentrándose en la ciudad, subimos en el ascensor y Nora pulsa el botón que nos conduce hacia la azotea. En cuanto las puertas se abren, la música nos golpea a ambas y el ambiente nos invita a bailar.
Tras pocas presentaciones y demasiadas miradas a mi vestido y pocas al de Nora, nos adueñamos de un par de vasos y nos creemos las reinas de la pista. Bailo motivada por el alcohol y conducida por la música y sin que me de cuenta, a mi lado hay un chico moreno que me mira desde arriba.
-Hola -me saluda-, ¿quieres beber algo?
-Ya he tenido suficiente -me río y veo que Nora se va disimuladamente y soltando una pequeña risa.
El chico sigue a mi lado así que me decido a ignorarle, me agarra de la cintura y me mueve para bailar con él. Bueno, al menos sus manos están en mi cintura. Pega su boca a mi oído.
-Estás increíble con ese vestido.
Suspiro y me dejo guiar por sus pasos y sus manos en mi cintura, estoy achispada por no decir medio borracha y apenas opongo resistencia cuando me mueve. De repente y sin saber cómo he llegado hasta ahí, estamos bailando en el borde de la piscina de la azotea. Intento girarme, agarrarle y hacerle retroceder, o me caeré; pero no me deja. Sus manos tienen más fuerza que mis brazos y me retienen en el sitio, me quita el vaso y le pega un trago.
-No eres de esta clase, princesa -me dice sin soltarme-. Esta será la última fiesta a la que vengas con tus vestidos de imitación.
Le miro sin entender nada y con un movimiento de muñeca, derrama toda mi propia bebida encima de mí, encima de mi vestido. Doy un paso hacia atrás, sin darme cuenta, y caigo al agua.
Lo primero que pienso es que el agua está helada, congelada. Enturbia mis sentidos. Lo segundo de lo que me doy cuenta es que la tela de mi vestido no está hecha para ser mojada. Flota a mí alrededor pero sé que en cuanto salga se transparentará toda mi ropa interior.
Pataleo en el agua, por fin, y saco la cabeza en busca de aire. Respiro un par de veces hasta que me acerco a la orilla y Nora me tiende la mano. Tiene todo el bajo del vestido mojado, seguramente de agacharse en el borde y darme la mano para ayudarme a salir. En cuanto estoy sentada abrazándome las rodillas e intentando no llorar, se da la vuelta y le planta cara al tío que me ha tirado. La gente que está más cerca de la piscina está parada, algunas riéndose y otras simplemente quietas.
-¿Te crees muy gracioso, eh? ¿Crees que te hace muy especial que papi te compre todo lo que le pides? Mi papi también lo hace, idiota, y si no quieres que le pida que me compre una piscina para ahogarte a ti en ella, más te vale que dejes de hacer el imbécil.
Vuelve a acercarse a mí, y me ayuda a levantarme, me lleva de la mano a la puerta y se sienta conmigo en un banco cercano. Empiezo a llorar.
-Eh, perdonad.
Dos chicos, uno con rizos y otro con el pelo revuelto, han salido del mismo portal que nosotras apenas unos minutos después y se acerca, me seco las lágrimas y pongo mala cara y Nora se pone tensa. En cambio, el chico de los rizos se acerca sonriendo amablemente.
-No venimos a molestaros, olvidasteis esto allá arriba -extiende la mano y nos da nuestros pequeños bolsos.
-Queríamos asegurarnos de que estabais mejor que en la fiesta y que no teníais que volver a entrar -dice el otro chico, el de pelo revuelto, mirando a Nora con interés-. Lo que te han hecho es simplemente asqueroso.
-Gracias -les digo y sonrío, en parte porque Nora los mira a los dos claramente entusiasmada y en parte porque me parecen realmente buenos chicos.
-Sí -añade el otro-, mi amigo vio que os habíais dejado eso así que como el heroico hombre que es, pues los ha rescatado y os los hemos traído.
Sonreímos los cuatro y nace un pequeño silencio incómodo.
-¿Os acompañamos a casa? -ofrece el del pelo revuelto-. Es tarde.
-No hace falta -reacciona Nora-, estamos en una casa en la playa, es medio minuto y no hay pérdida posible.
-Además deberíais volver con vuestros amigos -añado, aunque no me importa que nos acompañen, ambos están para hacerse un sándwich con ellos, aunque esté oscuro y a penas se distingan detalles.
-¡Nosotros también estamos en la playa! -dice otra vez el de rizos-. Deberíamos quedar algún día, ¿os parece? -saca un papel, apunta dos números y nos los da.
-Eso estaría bien -dice Nora con los ojos clavados en el otro chico.
-Soy Harry, Harry Styles -dice con una enorme sonrisa-. Y el hombre heroico es Liam Payne.

1 comentario:

  1. Me guuuuuuuusta :3
    Me he imaginado a Harry sonriendo así y me he derretido *-*
    Blair, te lo vas a ligar, lo veo lo veo xDD Te envidio chica xDD
    Mi querer mas <3

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